Mercado de trabajo 2009

1 Aspectos generales

1.1 Contexto macroeconómico y evolución de las tasas básicas del mercado laboral

Para una mejor comprensión del comportamiento del mercado laboral, es importante mencionar, brevemente, el contexto macroeconómico -tanto nacional como de la Ciudad de Buenos Aires- para el año 2009. Este período está caracterizado por los efectos de la crisis internacional sobre la economía doméstica. Dicha crisis, iniciada durante 2007, hace eclosión en septiembre del 20081, mes a partir del cual se desata el pánico en los principales mercados financieros del mundo, con los consecuentes problemas de liquidez y solvencia de los sistemas bancarios de los países desarrollados. La OIT (2009) describió el momento como una crisis global del empleo. Esta situación internacional más la tendencia de enfriamiento macroeconómico local experimentado desde 20072, derivan en menores niveles de producción de bienes y servicios durante gran parte de 2009. De hecho, en la evolución tanto del PBI como del PBG de la Ciudad de Buenos Aires se advierte que las menores tasas de crecimiento interanuales desde el 2003 se alcanzan en 2009 (1,0 y 1,1%, respectivamente) (Gráfico 1).

Gráfico 1 Variaciones porcentuales del PBI y del PBG de la Ciudad de Buenos Aires a precios de productor. A precios de 1993. Años 2003/2009

Del análisis por sector, entre los años 2008 y 2009 (Cuadro 1), surgen comportamientos desiguales en las variaciones del PBI y del PBG. Por un lado, el sector productor de bienes exhibe una disminución respecto al año anterior, tanto a nivel país como en la Ciudad de Buenos Aires, (-3,5 y -6,7%, respectivamente). Por el contrario, el sector productor de servicios presenta variaciones positivas similares: 3,2 % y 3,1%, respectivamente.

La disminución más significativa se observa en la rama de la construcción: -3,8% en Nación y -14,7% en Ciudad. Con relación a la producción de servicios, en Ciudad disminuyeron Hotelería y restaurantes (-1,5%) y Comercio (-1,3%). Por otro lado, Transporte, almacenamiento y comunicaciones crece a tasas semejantes a nivel nacional y en la Ciudad de Buenos Aires (6,5 y 6,7%, respectivamente). Administración pública, defensa y seguridad social (16,1%) junto a Enseñanza (11,6%) son las ramas que más crecieron en esta jurisdicción, superando ampliamente los valores alcanzados por los nacionales.

Como saldo de estos comportamientos, durante el año se registró un retroceso de los indicadores laborales. Particularmente, en los 31 aglomerados urbanos, la tasa de desocupación mostró un incremento en los tres primeros trimestres de 2009, tendencia que se revirtió durante el cuarto.3

Cuadro 1 Variaciones porcentuales interanuales del PBI y del PBG de la Ciudad de Buenos Aires por rama de actividad, a precios de productor. A precios de 1993. Años 2009/2008

La Ciudad de Buenos Aires, en 2009, presentando una dinámica semejante a la del mercado laboral nacional, muestra un punto de inflexión en la evolución de las tasas básicas (Cuadro 2). El desempleo alcanza el 6,2%, exhibiendo un incremento de 10,7% respecto al año anterior, aunque la variación acumulada desde 2003 refleja un descenso significativo del -41,0%. El contexto internacional y la consecuente desaceleración de la economía doméstica no generaron un impacto tan significativo en el mercado laboral como el de la crisis de 2001-2002, cuando a su salida, el desempleo en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó el 10,5 % (año 2003). La tasa de empleo creció el 8,3% desde 2003; a pesar de ello, en 2009 modifica este comportamiento registrando el 58,8%, con una leve variación interanual negativa (-0,5%). Simultáneamente, la subocupación, alcanzando en 2009 el 9,2%, revierte la tendencia decreciente observada desde 2003 con un  incremento interanual del 15,0% (Gráfico 2). Por último, la tasa de actividad obtiene el valor más alto del septenio, 62,7%, con una variación acumulada del 3,3%. De esta manera, el comportamiento de estos indicadores relativiza el impacto negativo de la crisis internacional.

Cuadro 2 Tasas de actividad, empleo, desocupación y subocupación horaria de la población de 10 años y más. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

Gráfico 2 Tasas de desocupación y subocupación horaria de la población de 10 años y más. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009 

1.2 Estructura sectorial de los ocupados de la Ciudad de Buenos Aires

Si bien en la Ciudad se registra una disminución del empleo, el comportamiento de los sectores productores es heterogéneo (Cuadro 3). Por un lado, tanto la industria como la construcción, por segundo año consecutivo, presentan variaciones interanuales negativas en la población ocupada, correspondiéndose con la desaceleración de la economía desde 2007. Si bien la industria alcanza su menor porcentaje en la serie (10,4%) en 2009, mantiene la mayor participación en el sector productor de bienes.

Por el contrario, el sector productor de servicios presenta un incremento de ocupados en los últimos dos años, logrando capturar, en 2009, al 85,1% de ellos. Dos ramas que, en conjunto representan el 35,3% (actividades financieras, inmobiliarias, empresariales, de alquiler, informática e investigación y desarrollo, con el 19,3%, y comercio con el 16,0%), explican la mayor proporción.  Las características cualitativas de estas ramas difieren sustancialmente: mientras la primera se identifica, en general, con trabajadores formales con mayores niveles educacionales, a la segunda se la vincula con mano de obra precaria y con poca o nula calificación. Sin embargo, es importante resaltar que Administración pública, defensa y seguridad social presenta la mayor variación acumulada del período (18,6%) como también la más alta tasa de crecimiento interanual respecto a 2008 (15,3%); con un comportamiento similar le siguen Enseñanza (6,6% y 9,5%, respectivamente) y Servicios sociales y de salud (7,6 y 7,6%, respectivamente). Se evidencia el rol activo del Estado como proveedor de trabajo. 

En resumen, si bien el sector privado productor de servicios es el que concentra la mayor cantidad de empleo en la Ciudad, la generación de puestos de trabajo en la etapa de la post-convertibilidad proviene del sector público, de los servicios sociales, de salud y de enseñanza.

Cuadro 3 Distribución porcentual de la población ocupada por rama de actividad. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

La  composición por calificación de los ocupados no muestra cambios significativos a lo largo de la serie 2003/2009 (Gráfico 3). El grupo correspondiente a los profesionales, con una variación del 13,8%, es el más dinámico del período; la mayor participación en el total (21,5%) la alcanza en 2009. Los operativos permanecen casi invariables, con un incremento acumulado de apenas el  0,3%, mientras que los técnicos y los no calificados —con variaciones de -7,7% y -5,1%, respectivamente— disminuyen su participación.

En 2009, del conjunto de ocupados de la Ciudad, las mayores proporciones corresponden a los de calificación operativa y técnica; entre ambos representan el 57,0% del total; los no calificados, en cambio, registran la menor participación (20,4%). Esta estructura difiere levemente de la observada en 2003, en la que los dos primeros representan el 58,9% del total y, en este caso, son los profesionales los que participan con el menor porcentaje. 

En efecto, en los años de enfriamiento del crecimiento económico (2008 y 2009) los profesionales son los únicos que incrementan su participación en el total de la población ocupada y por el contrario, los no calificados la disminuyen en ambos años.

Gráfico 3 Distribución porcentual de la población ocupada por calificación de la ocupación. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009 

1.3 Efectos de la crisis internacional en la calidad de empleo
de los trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires

Una consecuencia adicional del desaceleramiento de la economía es que no sólo se ve afectado el nivel de empleo, sino también tiende a generarse una pérdida en las jornadas de trabajo. Los ocupados por disminución de horas productivas, no trabajan jornada completa aunque desean hacerlo (CEPAL/OIT, 2009).

La serie de las horas trabajadas de los ocupados porteños (Gráfico 4) exhibe un cambio de comportamiento a partir del año 2007. Desde entonces, el porcentaje de quienes trabajaban más de 45 horas semanales es menor que el de la población que trabaja jornadas normales (35 a 44,9 horas) revirtiendo lo ocurrido en los años anteriores. En 2009, los trabajadores sobreocupados alcanzan su menor proporción desde 2003 (29,8%), presentando la mayor variación interanual negativa (-10,8%). Se puede deducir que, dado el contexto económico de menores niveles de producción, los trabajadores se ven limitados a realizar más horas de trabajo, por ello, en los últimos tres años pasan a trabajar jornadas normales. La proporción de quienes trabajan jornadas normales (37,5%, 39,0% y 40,8% en 2007, 2008 y 2009, respectivamente) supera a la de los sobreocupados en el último trienio. Por lo tanto, desde 2003, los que realizan jornada normal de trabajo presentan un crecimiento acumulado del 22,9%, con una variación interanual del 4,4% en el último año.

Los trabajadores subocupados que realizan 16 a 34,9 horas, en 2009 representan el 19,0% de los ocupados, mostrando cierta estabilidad en el período 2003-2009 con un leve crecimiento acumulado del 5,0%. Por otro lado, quienes llevan a cabo menos de 16 horas semanales de trabajo en el último año, conforman el 8,3% de los ocupados y, si bien representan la menor proporción, por las consecuencias socioeconómicas que acarrea trabajar escaso tiempo, se podría presumir que son los subocupados más vulnerables. Además, se aprecia inestabilidad en su participación y un descenso acumulado del 14,9% en el período, a pesar de que, en los dos últimos años, las tasas interanuales son positivas (6,4% y 13,1%, respectivamente). Debido al crecimiento económico entre 2003 y 2007, este subgrupo redujo su participación en el total de ocupados. En el supuesto de que, entonces, tenían más horas de trabajo, con la desaceleración del crecimiento económico, es probable que algunos de ellos hubiesen vuelto a jornadas de menos de 16 horas semanales.

Con la disminución del ritmo de crecimiento de la economía y, agravada la situación por la crisis internacional, se podría presumir el achicamiento de la jornada laboral. Esto se deduce del cambio de conducta de las personas sobreocupadas que disminuyen su participación compensándola con el incremento de la de los ocupados que trabajan jornadas de 35 a 44,9 horas semanales y también, del aumento de la participación de los  subocupados.

La evolución de la media y mediana de las horas semanales trabajadas refuerza el comentario del párrafo anterior (Cuadro 4). A partir de 2006, se aprecia el descenso del promedio de horas trabajadas, alcanzando el menor valor en 2009 (40,5). El mismo comportamiento muestra la mediana desde el 2007, con 40 horas semanales.

Gráfico 4 Distribución porcentual de la población ocupada por tramo de horas semanales trabajadas. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

Cuadro 4 Media y mediana de las horas semanales trabajadas por los ocupados. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

Debido a que la categoría ocupacional refleja la relación que guarda el trabajador con los medios de producción, constituye una característica idónea para analizar la calidad del trabajo.

En 2009, la participación de los asalariados en el total de los ocupados alcanza el 76,5% (con un incremento acumulado del 4,3% desde 2003, a pesar de la disminución de –1,0% que se produjera en el último año), lo que significa que siete de cada diez ocupados porteños se encuentran en relación de dependencia. Los cuentapropistas, en cambio, redujeron su participación en el periodo en 14,5% exhibiendo, sin embargo, en 2009 una variación interanual positiva del 5,4%. La participación de los empleadores oscila entre el 4,4% (año 2007) y el 5,6% (año 2004), y manteniéndose en el 5,4% en los últimos dos años. Los trabajadores familiares, con la mínima participación apenas representan el 0,4% de los ocupados en 2009 (Gráfico 5).

En consecuencia, en el año 2009, disminuye el porcentaje de trabajadores que se insertan en el mercado de trabajo en relación de dependencia, y se incrementa el de los independientes (cuentapropistas), presumiblemente como reacción a la debilidad de la demanda laboral de las empresas que, al perder dinamismo, empujan a las personas a aceptar trabajos sin relación de dependencia (CEPAL/OIT, 2010; 2009).

Gráfico 5 Distribución porcentual de la población ocupada por categoría ocupacional de la ocupación. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

Generalmente, se espera que la disminución de la dinámica de la demanda laboral de las empresas se refleje en cierta informalización de sus contratos de trabajo (CEPAL/OIT, 2010; 2009). El análisis de  la situación previsional de los trabajadores permite aproximarse a esta situación  de informalidad laboral.

En este sentido, según se observa en el Cuadro 5, el porcentaje de asalariados de la Ciudad de Buenos Aires a quienes se les realizan descuentos para el sistema previsional, crece el 9,3% desde 2003 alcanzando el 74,4% en 2009, mientras que el porcentaje de aquellos a los no se les realiza algún descuento disminuye el 18,4%, reduciéndose al 25,2%. Pero en el año 2009, la variación interanual es opuesta a  la observada en los años previos para ambos casos: los asalariados a quienes se les efectúan descuentos jubilatorios caen el 1,5% al tiempo que aquellos a quienes no se les realiza el descuento crecen un 4,1%. Este deterioro de las condiciones laborales respecto al año anterior, está vinculado a los shock internos y externos que afectaron la economía. En este contexto, las empresas reformulan sus relaciones con los empleados “informalizándolos”, por ejemplo, a través de llevar a cabo contratos de corta duración y/o limitando la creación de trabajos en relación de dependencia.

Cuadro 5 Distribución porcentual de la población asalariada por descuento jubilatorio. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

La demanda de trabajo de los ocupados es otro de los elementos que permiten analizar los efectos de la coyuntura económica en el mercado laboral. Esto se debe a que, al estar relacionada con la satisfacción que los ocupados  tienen de sus trabajos, puede utilizarse como un indicador de la calidad del empleo. Entre otros factores, la búsqueda de ingresos adicionales y la “informalización” en los contratos de trabajo por parte de las empresas, empujan a una mayor demanda laboral.

El Gráfico 6 evidencia que los ocupados no demandantes representan, al comienzo del período en estudio, casi las tres cuartas partes de la población económicamente activa y en 2009 alcanzan el 82,1% de la misma, poniendo de manifiesto un crecimiento acumulado positivo del 10,9%. No obstante, en el año 2009 su comportamiento acusa una caída interanual del 1,7%.

Por otro lado, los ocupados que demandan otro trabajo representan una menor proporción de la población económicamente activa. A pesar de ello, su análisis es relevante porque ejercen  presión sobre la demanda de trabajo. Este grupo, en el año 2003, constituye el 15,0% de la PEA disminuyendo en 2009 al 11,6%, con una reducción acumulada del 22,7%. Sin embargo, en el último año, correspondiéndose con otros indicadores, exhibe una variación positiva interanual del 8,4%. Por ello, se analiza la evolución de los demandantes distinguiendo si están subocupados o no.

Gráfico 6 Porcentaje de la demanda laboral de los ocupados y desocupados. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

El comportamiento del grupo de ocupados demandantes subocupados difiere del de los no subocupados (Gráfico 7). Los primeros, que trabajan menos de 35 horas semanales pero desean trabajar más, exhiben una evolución contracíclica . Desde 2003 hasta 2008 muestran variaciones interanuales negativas, no así en 2009. Durante los años de recuperación económica, quienes se encontraban subocupados disminuían su participación en la demanda de trabajo, pero en un contexto de mayor fragilidad laboral, como lo muestran los indicadores de inserción en el sistema jubilatorio, la incrementan con la búsqueda de otro trabajo (3,5% de la población económicamente activa en 2008 y 4,3%, en el último año).

Por otro lado, los demandantes no subocupados muestran mayor variabilidad interanual en su actuación y mayor participación que la del grupo anterior. Estos ocupados, probablemente, se encuentran en la franja horaria de trabajo normal, y que su búsqueda esté motivada por mejores salarios u otras causas laborales o personales; su participación en la PEA alcanza el menor valor en 2009 (7,0%) con un decrecimiento acumulado del 15,7%.

Gráfico 7 Porcentaje de ocupados demandantes de empleo. Ciudad de Buenos Aires. Años 2003/2009

1 En esa fecha se produce la quiebra de Lehman Brothers generándose un congelamiento del mercado monetario de Estados Unidos de corto plazo, dando origen a una enorme volatilidad de los mercados. (Steinberg).
2 EAH 2008.
3 Según datos de la EPH-INDEC las variaciones intertrimestrales de la tasa de desocupación, en 2009, son positivas con excepción del cuarto trimestre, que es negativa (-7,7%).

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